Son muchas las opiniones con respecto al oficio de escribir. Mientras que Franz Kafka mantenía: Hay que escribir en la oscuridad como en túnel, lo cual podría revelar un talante algo depresivo; Virginia Woolf concretaba: Quiero vigilar y ver cómo aparece la idea. Quiero observar mis propios procesos, lo que denota la interioridad de una persona obstinada, aferrada a una idea, por su contra D.H.Lawrence no dudaba en decir: Todo lo que escribo es impreciso, con mucho fuego subterráneo, pero como los bulbos, cuan están en tierra, sólo tengo sombras de flores que necesito cuidar y mantener para otra persona, parece oscilar entre lapasión y la atención por los demás. Es un universo de opiniones, un complejo proceso genesíaco. Cada persona, o distintos escritores, se apoyan en una motivación, incluso en un pretexto para configurar su obra. Hay quienes necesitan comunicarse con los demás, otro, por el contrario, interiorizar en sí mismos, en ocasiones todo muy laberíntico y en otras aparentemente situado en la superficie del papel, pero aparentemente, porque tras la sencillez y un estilo directo tal vez se esconda una geografía que se oculta pero a la cual es difícil acceder. He comenzado el primer texto de mi blogspot cuando ya se ha iniciado la noche y todo parece transcurrir en una prevista soledad. Desde tal estado, a veces escribir no es un vómito sino un reto para servirnos de las palabras, tenderlas desde nuestro estado de ánimo hasta intentar alcanzar el estilo que más anhelamos.
Es el comienzo, el primer paso referido al oficio de escribir. Ceremonia solitaria pero con intención de fecundar. Quizá vivamos en una permanente noche y al escribir lo que pretendemos es desvelar nuestros propios sueños despiertos. Es así cómo desprovistos de la menor tentación estetecista que podría surgir en El arte por el arte, muy oscarwildeano, o de una fiebre grafómana, vayamos digeriendo las vivencias consustanciales a comarcas de un país por descubrir o fundar.
Es el comienzo, el primer paso referido al oficio de escribir. Ceremonia solitaria pero con intención de fecundar. Quizá vivamos en una permanente noche y al escribir lo que pretendemos es desvelar nuestros propios sueños despiertos. Es así cómo desprovistos de la menor tentación estetecista que podría surgir en El arte por el arte, muy oscarwildeano, o de una fiebre grafómana, vayamos digeriendo las vivencias consustanciales a comarcas de un país por descubrir o fundar.
17 comentarios:
Yo, para estas cosas, siempre hablo de la teoría de la presión de la manguera. En mi caso escribo haciendo antes esquemas, breves biografias de personajes y calculando varios puntos por donde quiero que pase la historia. Pero llega un punto en el que, como cuando manipulas una manguera con demasiada presión para tu escasa fuerza, la historia se te independiza y acaba yendo hacia ella quiere, mojando rincones que tú no pretendías.
Vamos,que creo en las historias vivas.
Lo que escribí se puede considerar como algo parecido a un artículo, es más, un especie de reflexión. Por supuesto que hay que hacer esquemas e intentar trazarle una ruta a la imaginación. Luego, como tú bien dices, Chema, el cuento, relato o novela va cobrando vida propia y en muchas ocasiones hasta puede pugnar por emanciparse, por así decirlo.
me parece una buena reflexión, tu texto, Agustín. Como admiradora del poeta Fernando Pessoa, tengo que decir que lo considero uno de los mejores poetas del siglo XX, él que volcó con fidelidad su alma al papel.
Ahora, si se quiere ver publicado un texto en una editorial sin pagar por ello, seguramente hay que escribir sobre otros temas, con un esquema, con premeditación. Esto no quiere decir que Pessoa escribiera sin premeditación, pero considero que su literatura es una de las mejores que se puede leer.
¡Felicitaciones por el blog y saludos por la nueva etapa que comienza!
Muchas gracias por tu visita y tus atinadas palabras respecto a Fernando Pessoa. Aquí estamos, escribiendo y leyendo, intentando superar fronteras. Recibe mi mejor saludo, Araceli Otamendi.
Bryce Echenique sostiene en uno de sus libros autobiográficos (que podrían ser casi todos, pot otro lado), que escribir no es más que la puesta en marcha de una obsesión. Y añade lo siguiente: aquellos que logran controlar la obsesión pueden vivir de la Literatura. Y aquellos que no logran controlarla, mueren por Ella.
Pues eso.
Eduardo, efectivamente, todos los libros, bien por lo protagonistas, constituyen una biografía del autor; también el ambiente y la temática se pueden establecer como espacios verídicos o imaginarios. En cuanto a lo anterior, un protagonista, un personaje puede ser el alter ego del escritor.
Un noche de breve pero intensa meditación, reflexionando entre privacidad, comprendida cono permanencia en un cuarto-biblioteca, y la intemperie física, o sea, estar fuera del mismo. Queda entonces algo definido en relación con lo que externo y la doble interioridad, la referida al voluntario aislamiento y el viaje estático emprendido por quienes intentamos persistir en cultivar el viejo oficio de escribir. No es más que permanecer a pie y también mentalmente, ante el horno de las ideas.
Puedo leer "En el oficio de escritor" que Fernando Pessoa afirmaba: "Me siento múltiple. Soy una habitación con innumerables espejos fantásticos que distorsionan en reflejos falsos una única realidad anterior que no está en ninguno y está en todos". Lo anterior podría múltiples interpretaciones, a tenor de sus propias palabras; tanto de carácter estrictamente literario como psicológico y hasta psiquiátrico. Evidentemente, en sus palabras radica la pluralidad de autores, de aquí la validez raigal de sus heterónimos. Personalmente considero que es mejor una sana pluralidad de creadores que no la arrogancia de algunos escritores que cuando asisten a algún acto o van por la calle creen ser dioses, reverenciados, idolatrados. Valga, pues, lo manifestado por Fernando Pessoa, a pesar de que sus palabras entrañan diversas interpretaciones. En realidad, un escritor no es más importante que un médico o un aprendiz de cualquier rama de la producción, por situar dos referencias.
La estrategia de un lobo consiste en dar vueltas, hasta que se convence de que su presa es tan sólo un espejismo.
En los momentos de adversidad, quizá tan sólo pueda quedar la incesante búsqueda del horizonte. Hay quienes, con lo enormemente difícil que es atisbar el camino para aproximarse al horizonte, elevan celajes o cultivan tormentas.
Escalofríantes las palabras del presidente del Banco Santander. El señor Emilio Botín ha declarado: "Somos claramente ganadores en la crisis". Su prepotencia queda bien manifiesta, y es que viene avalada porque en los últimos cuatro años el Banco Santander ha tenido un beneficio neto de 35.000 millones de euros.
Sus declaraciones pueden y deben ser registradas en cualquier blogspot; sus palabras han sido bien subrayadas por el diario "Público". Y es que ante la cultura de la marginación y la pobreza, se alza despóticamente la cultura de presuntas especulaciones bancarias, aparte de las inyecciones económicas provenientes del gobierno socialdemócrata de derechas, es decir, del partido que fundó Pablo Iglesias, hombre íntegro, entregado a la noble causa de una sociedad mejor.
Tal vez llegue el indeseado momento en que el ser humano proclame, en una insensatez anunciada, el uso del pretérito para referirse a los bosques: "Cuando había árboles...". Y ya sin madera, y a falta de papel reciclado, pretende escribir sobre endebles láminas de hielo expuestas al sol. Y es que hay quienes escriben como quien se contempla en un espejo.
Hay palabras que podrían servir -para aquellas personas de oídos siempre propicios al envanecimiento o a la torpeza- como unguentos. Evidentemente, hay palabras que animan, tendidas como alientos en plena adversidad, palabras que prestan calor cuando la intemperie se torna gélida, las mismas que nos tienden un abrazo y se verifican en el más leal apoyo, pero deben estar siempre firmemente acompañadas y bien subrayadas por los hechos.
He aquí el Día del Libro
Se podrá comprobar la distancia que media entre el comienzo y el final frl presente texto. En el centro, las grandes e importantes actividades dedicadas al libro y a los escritores, también, por supuesto a los lectores. ¿En qué consiste el vacío y geográficamente dónde se concreta?
Si la venganza es un plato que deber servirse frío, la decepción es muy parecida a un corte de digestión. El ojo del tiempo, es decir, la experiencia, es como una herida.
El Día de Mercurio, o el comienzo de otoño, ha sido duro y, en muchas cuestiones, bastante decisivo. Meditar en una nueva novela, a falta de otras dos que permanecen siendo inéditas pero potencialmente [como todas las obras] publicables, y en coordinar determinados comunicados. También, con la llegada del otoño, se ha anticipado una realidad: agradecer sin ser contestado, algo esperado, entonces no resulta nada desagradable, incluso gratifica, sin ser masoquista en modo alguno. Y es que las sospechas se truecan en evidencias. Ha sido una de las decisiones en cuanto a tomar con carácter irresoluble una decisión. Pierde quien no puede, no quien quiere. He de recordarme a mi mismo que la experiencia es un grado y la ceguera una torpísima y tortuosa voluntad. He asistido a la presentación de una novela: "Timbaiba", del profesor y escritor José Fajardo Spínola. Se trata de un escritor que posee una enorme cultura y le sobra ingenio e ironía. Él y su novela merecen, pues, doble felicitación.
Alguien se ha encontrado una cartera conteniendo una carta escrita en sánscrito, enviada desde Goa (India)y que entre otras cuestiones dice: ¡Qué idiota soy, me he olvidado a qué dirección enviar la carta". Evidentemente, es una carta con destinatario universal. Abstenerse analfabetos, también los funcionales, que suelen tenderle muchas trampas a la Gran Mentira, o sea, la Estadística, hermana auxiliar de otra Gran Mentira, la Política que cuando se reúne con otra Gran Mentira más, es decir, la Economía, deciden arrojar una Gran Verdad, la Cultura, por la ventana. Lo anterior -Política y Cultura versus Cultura- lo manifestó lúcidamente el escritor Antonio Gala, en el transcurso de un programa radiofónico. Post Scriptum. Cuando sus ojos o sus pies tropiecen con una cartera, se la guardan, y en el caso de existir en el interior una carta se lo hacen llegar a un Catedrático de Demagogia...
Publicar un comentario